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Martes 27 de noviembre de 2018

Vivir el pasado en el presente a través de las acuarelas de William Turner

El día martes 6 de noviembre, un grupo importante de estudiantes del Profesorado en Lengua y Literatura, asistimos, como parte de las actividades de formación cultural de la carrera, al Museo Nacional de Bellas Artes acompañados por los docentes de Literatura Moderna Juan Rearte y Guadalupe Marando. Allí se encuentra una colección de acuarelas de Joseph Mallord William Turner, pintor inglés especializado en paisajes. Sus obras, desde las primeras hasta las últimas, logran llegar a lo más profundo de cualquier espectador, tanto de aquel que sabe sobre arte como de aquel que no sabe nada. A través de sus cuadros se pueden sentir diferentes emociones que vinculan siempre al observador con una naturaleza eterna.

Esta colección reúne 85 obras de diferentes periodos de la vida creativa de Turner, es por ello que al verlas en una sucesión brillantemente dispuesta podemos advertir el mundo que rodeaba a las personas a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Este mundo, que ya representaba el Romanticismo, inaugura una nueva versión del pasado y nos permite vivirlo de manera cercana y a la vez melancólica. Turner concibe a la naturaleza como un paraíso perdido y nos lleva a observarlo desde un lugar mítico y extraordinario. En sus pinturas, destituye el deseo existente entre la humanidad y la creación para darle un triunfo imprescindible a la naturaleza misma.

Como sabemos, en sus obras conviven locomotoras, barcos, puentes, ciudades y multitudes y se destacan por igual las aguas, las nieblas, los mares, la luz. Ese encuentro se explica por la potencia cultural y política de la Revolución Industrial en Inglaterra. Turner revive el contacto entre cultura y naturaleza a través de un realismo onírico que rompe con las estructuras visuales.

La visita al MNBA es una experiencia única. Podemos ir allí, pararnos en el medio de la sala y quizás sentirnos pequeños delante de una obra tan grande y maravillosa, pero también al mismo tiempo sentirnos libres de revivir las imágenes que impresionaron a William Turner.

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