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Miércoles 29 de julio de 2020

Camino a campo traviesa: disrupciones, isomorfismos e innovaciones para la continuidad pedagógica

Desde el 13 de marzo, momento en que se decidió la suspensión de clases por la pandemia del COVID-19 y el decreto (y sucesivos) en el que se establece el ASPO (aislamiento social, preventivo y obligatorio) una afirmación se sostiene con creces en todo el sistema educativo sin distinción de niveles: la continuidad pedagógica.

En el caso de las universidades la continuidad pedagógica implica un conjunto de desafíos que en muchos casos visibilizan desigualdades pero en paralelo propone nuevas aristas para el proyecto educativo universitario a distancia. Alterna entre propuestas innovadoras, isomorfismos con las prácticas impulsadas por otras universidades y la absoluta disrupción con las bases de la modalidad presencial para poder sostener la continuidad pedagógica.

A partir de esta contingencia sin precedentes, el esfuerzo individual y colectivo inmediato de docentes, nodocentes y estudiantes de esta casa de estudios se puso en marcha: apertura de aulas virtuales, inmersión en las múltiples herramientas de videoconferencias, aplicaciones educativas, chats telefónicos, canales de youtube y otros.

Sin embargo, como hecho social total al decir de Durkeim y Mauss, la pandemia visibiliza un conjunto de desigualdades que en mayor o menor medida busca cotidianamente mitigar la universidad pública gratuita del conurbano, de calidad, inclusiva y feminista.  A ello se suman las especificidades que trae el ASPO tales como trabajar, estudiar y realizar actividades de esparcimiento todas en el ámbito del hogar.  Por ende, no solo es necesaria la continuidad pedagógica sino una arquitectura mayor para sostener a estudiantes, docentes y nodocentes en sus roles, frente a contextos particulares que atraviesan todas y cada una de las familias de la comunidad de  la UNGS.   Desigualdad en el sostenimiento económico de las familias, en  el acceso a recursos generales y tecnológicos en particular, a la conectividad a internet, en las tareas de cuidado de nuestros hijos e hijas y de nuestros adultos y adultas mayores. Situaciones familiares complejas, dificultades en el acceso a la salud, redes familiares y recursos psicológicos y afectivos, desigualdad de género y violencia.

De allí, la relevancia que adquiere la universidad como Estado, como red de contención para estudiantes, docentes y nodocentes (salud, contribución para lidiar con el Covid-19 con la producción de máscaras, becas, actividades culturales y académicas, programa de género). En este marco, la UNGS decide la continuidad en la virtualidad o de manera remota adquiriendo algunas prácticas -isomorfistas- que siguen otras universidades a través de las plataformas virtuales. Casi como una primera vez en la educación a distancia, como una posibilidad, con pocos antecedentes y algunas experiencias desarrolladas precedentemente en algunos cursos de grado y de posgrado. Sin embargo y pese a ello a la carrera logra adecuarse e hibridarse con la modalidad a distancia, remota o virtual reflexionando y desplegando acuerdos, alternativas y orientaciones para guiar la formación.

A partir de allí, disrupciones e innovaciones emergen en la formación de pregrado y grado constituyendo nuevas bases para la continuidad. Docentes y estudiantes combinan prácticas autodidactas con el acompañamiento apresurado para manejar la plataforma Moodle y otras aplicaciones educativas y se animan al cursado remoto que solo en el caso del Instituto de Industria implicó 85 asignaturas semestrales con más de 120 comisiones y otras tantas anuales.

De lo transitado este primer semestre podríamos sintetizar ciertos ejes de un camino a campo traviesa donde nos encontramos con el medio natural y cultural local del proceso de enseñanza aprendizaje de la universidad. Una senda difícil y virtuosa a la vez con innovaciones y disrupciones que requiere seguir en revisión para mejorar de forma planificada en vistas al segundo semestre:

Avanzando en estos renglones me pregunto si soy demasiado optimista o pesimista como si fuera posible dirimir aquí, cuando prima desde el inicio de la declaración de la pandemia la ambigüedad, las contradicciones y la incertidumbre.

Sostener la continuidad implicó e implica en primer lugar acompañar para que estudiantes, docentes y nodocentes puedan permanecer en sus roles.

En segundo lugar, repensar las estrategias de trabajo, de clase, los modos de diálogo, de comunicación y de interacción. Disrupciones absolutamente necesarias para que el nuevo proceso de enseñanza aprendizaje siga en marcha. Pese a las dificultades, a la falta y escasez de recursos, a la desigualdad y pese a la propia pandemia y un sendero de piedras... parafrasear a Atahualpa Yupanqui.. seguir el camino porque de un sueño (no tan) lejano y bello somos peregrinos: formar en una universidad del conurbano a los y las profesionales del mañana. 

Por Natalia González
Secretaria académica del Instituto de Industria

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