Miércoles 3 de junio de 2015
Abel Córdoba disertó en la UNGS
El Procurador contra la Violencia Institucional de la Nación, Abel Córdoba, participó de la mesa Prácticas de la memoria: lo judicial, lo académico y lo político, en el marco del Encuentro Internacional de Memorias realizado en la UNGS. Junto al director de la Maestría en Historia Contemporánea de la Universidad, Daniel Lvovich y Florence Elie, Protectora del Ciudadano en Haití, disertó sobre las políticas de DDHH en Argentina, examinó los juzgamientos a represores en Europa y analizó la situación de Haití.
Córdoba trabaja desde 2006 en organismos de DDHH, en primera instancia para defender a las víctimas del Golpe del 76 y en la actualidad, para investigar las violaciones de estos derechos en cárceles y en neurosiquiátricos. Las torturas, desapariciones y los homicidios son fenómenos que todavía persisten en la sociedad, sobre todo en ámbitos de encierro. “Por eso, la memoria, la igualdad y la justicia son conceptos emblemáticos en el país. Están entrelazados: se refieren a la búsqueda verdad y a la legitimidad de un discurso”, relató.
El rol de la universidad pública pos dictadura fue fundamental, según afirmó el funcionario. En momentos donde no había avances judiciales en crímenes de lesa humanidad, las casas de estudios nacionales no cesaron en elaborar producciones académicas que reclamaban por enjuiciar a represores. “El país atravesaba una crisis económica muy fuerte a fines del 2000. Sin una hegemonía política que luchara por las víctimas fueron las universidades, las organizaciones y los militantes sociales quienes iniciaron su reclamo”, enmarcó.
En ese marco, Argentina representa para él un paradigma de DDHH, replicado por Italia, Francia y Estados Unidos, excepto Brasil: “No tiene apoyo jurisdiccional internacional para llevar a cabo los juicios y eso entorpece los juzgamientos”.
“Uno de los mayores logros democráticos fueron los 500 funcionarios públicos procesados, entre policías y eclesiásticos. Lamentablemente en las unidades penales federales, no sucede lo mismo con los presos”, reconoció. Es que según detalló, desde la Procuraduría encuentran dificultades al investigar la violencia institucional, “es muy complejo cuando la justicia ni siquiera tiene un registro de estas víctimas, no hay nombres y tampoco se incorpora la voz de las familias a los expedientes”, cuenta.
¿Y cuál es la coyuntura en Haití? “Se trata de un país sacudido por las dictaduras y secundado por una difícil situación financiera. La experiencia haitiana encuentra algunas similitudes con la argentina, donde los reclusos y los habitantes de los barrios más carenciados están signados por subsistir. “Satisfacer esa necesidad les impide centrarse en un proyecto de vida a futuro”, aseguró.
“La violencia se fundamenta en el génesis de un enemigo común como sucedió en la Argentina de los 60´”, deslizó Córdoba. “Esta construcción no desapareció en democracia. Ese enemigo cambia según las prácticas y escenarios sociales. Hoy son los chicos de la calle y los encarcelados, los nuevos peligrosos”, finalizó.
