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Viernes 9 de abril de 2021

Crónicas del territorio | "Mi formación de base es la lucha"

Y en medio del ruido propio del Barrio Toro de Derqui, se hizo un silencio absoluto, que empezó a acompasarse con un murmullo primero y muchas vocecitas de niñas y niños de repente. La calle parecía tomada por un grupo de pequeñas voces, que marchando iban cantando, y levantando carteles. Una movilización como nunca se vio, sonrientes y a su vez sumamente convencidos de lo que estaban llevando a cabo.

"Nosotros nos propusimos, esto: le dijimos a les niñes que que si querían marchar lo íbamos a hacer en el barrio. Venimos trabajando y dando talleres con las nenas y con los varones también, cortamos pañuelos, hicimos pancartas y salimos a dar una vuelta alrededor del Centro en toda la manzana con los más pequeños y y con las nenas más grandes. Fue una experiencia espectacular. Ganas de llorar, no sé, era como una emoción tan grande. Es emoción que yo siento y. Y el orgullo de ver niñas que realmente están entendiendo porque lo están haciendo levantando una pancarta o cantando eh,
lo siento yo, pero lo está sintiendo mi hija que está al lado mío".

Con solo asomarse al Centro Comunitario Encuentro, se puede sentir que es un espacio de contención, un lugar donde poder acercarse, encontrar abrigo y compañía, ayudar, colaborar, ser parte. Porque en en el Centro Comunitario, ningún día es igual al otro.

"Y cada día que vamos es una propuesta distinta, a veces lo armamos, a veces improvisamos. Eso es un día en nuestra vida que no lo hago sola, lo hago con mis hijas", afirma ella, sonriente y orgullosa de lo que hace y comparte a diario.

"Mi nombre es Fernanda Ludueña. Trabajo o estoy involucrada hace años en el trabajo territorial. Hace más de 20 años acompaño casos de violencia, de abuso y distintas problemáticas que tienen que ver con el territorio. Soy parte de la Defensoría de la Defensoría del Género hace 5 años más o menos 6años., soy responsable en la zona del Pilar, pero la Defensoría tiene una característica bastante especial, que es la de ser territorial. O sea, no solo acompaño casos específicos de la zona en Pilar, pero estoy en Luján y mis compañeras de Luján están en Pilar, somos como las referentes de determinadas zonas. Pero estamos en todas partes donde esta situación compleja de género o de abuso e como en un barrio de zona barrio Toro. Y eso lo hago hace que se yo, 12 o 15 años que tenemos el espacio, pero el trabajar con niñas, niñas y mujeres o desde distintos espacios hace 20 años y lo hemos conformado como familia. Si empezamos desde mi casa y después nos fuimos expandiendo".

Fernanda dedica su vida ayudar a otros. Pero eso no es un trabajo, ni una carga, ni algo que haga en su vida. Es una elección de vida. Es su forma de vivir y compartir. Su relato involucra sentimientos, vivencias, es su propia vida. Pero ¿Qué la llevó a hacer ese recorrido, a ser parte de la vida de otros, a ayudar, a involucrarse?.

"En realidad a veces la gente se confunden, porque en realidad esto de lo que te estoy contando es mi elección de vida, es lo que elijo hacer por fuera de mi trabajo, donde dedico parte de mi vida, una gran parte no, yo siempre digo yo trabajo en un refugio que es casa de abrigo, también de 7 a 2 de la tarde. El resto del tiempo es pura militancia y por decisión lo hago con decisión de elegir una vida diferente a la que de golpe te toca estar a cualquier hora en un lugar que no es tu casa, porque estás acompañando una situación compleja y nos movemos todos como familia, porque mis hijas militan conmigo. Y bueno, eso es una elección que yo tomé hace varios años, pero mi trabajo es otra cosa. No trabajo en la Defensoría de Género porque no lo cobro, no lo hago por un sueldo. Yo trabajo en el refugio y la casa abrigo, ese es mi trabajo, lo demás es pura militancia y decisión eterna. Es algo que atraviesa mi vida hace años y lo hago por total convicción".

Hay quienes creen que la fe mueve montañas, en este caso podemos afirmar que la convicción refuerza voluntades. Y eso resulta en acompañamiento, en extender la mano, el dejar de lado las propias necesidades para priorizar la ayuda a los demás.

"En un momento empecé a ver distintas situaciones en el barrio. Por estar trabajando con los pibes y conocer historias. Y de golpe sentirme involucrada y verme involucrada y decir bueno, en la vida uno toma la decisión de intervenir o de ser espectador. Y decidí intervenir. Y ahí empezó. Después, a parte de todo esto, soy madre de una hija sobreviviente de abuso, eso también me involucró más. Entonces fue como más fuerte todo y bueno. Pero en realidad fue empezó desde una decisión y por trabajar en el territorio, por reconocer distintas historias y decir bueno, qué hacemos? Si veo una mujer que está desesperada, que está atravesando determinada situación y me involucro, no puedo mirar desde afuera, no puedo. No lo podía hacer. Entonces tomé la decisión de intervenir y ahí empezó. Una vez que ayudas a una mujer, aparece otra. Yo siempre lo digo, yo no salgo a buscar casos, los casos me llegan".

Dar una mano es salvar una vida, es rescatar, es dejar de hacer la vista para otro lado y decidir enfrentar lo malo. Involucrarse, encontrarse, compartir, ser parte, es decidir que tu lugar se transforme en el lugar de otros, que tu vida sea parte de otras vidas. Que involucrarse no sea meterse sino salvar y que las necesidad de otros sean también las tuyas.

"Hace 12 años empezó por una cuestión de necesidad en el barrio. Los nenes venían al espacio y no comían. Les hablábamos de un montón de temáticas. Pero los nenes no comían y difícilmente un niño que no come puede entender o ser fuerte para enfrentar lo que venga. Entonces empezamos dándole de comer y armando mesas grandes donde compartíamos la comida y nos escuchábamos. Así empezó todo y después se fue expandiendo. Empezamos con les niñes y después empezaron a venir tus hermanas mayores y mamás que se fueron involucrando. Empezamos la primera vez dándole de comer a 42 nenes.  Y hay gente que nos conoce, que nos ayudan y que saben el laburo que hacemos. El centro comunitario está en el Barrio Toro de Derqui. Pero nosotros trabajamos con el barrio de Toro y con otro barrio que se llama La Escondida, y de ahí al centro llega gente de todos lados, por consultas. Es una especie de sede de la Defensoría de Género también, están las dos ensamblada, están unidas".

Ahora ya sabes,  si pasas por el barrio Toro de Derqui, si necesitas ayuda, si queres ayudar, acercate, da una mano, pedí una mano. Ahí están Fernanda, sus hijas, compañeras, su familia, que te esperan, te suman, están ahí compartiendo su vida con otros y para otros.

"Mi formación de base es la lucha. Yo empecé todo con el arte de la lucha, la militancia, el andar, el empezar a preguntar y hacer propia la lucha de mi vida. Y salen las cosas, salen las palabras y sale todo. Mi formación es la de la calle, de la militancia y eso es lo que he aprendido es a través de la experiencia con las mujeres y con las infancias".

 

*La entrevista a Fernanda Ludueña fue realizada en el marco del Programa "Euforia Feminista", producción integral de FM La Uni que se emite los viernes de 16 a 17 hs. 

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