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Lunes 7 de noviembre de 2022

Estudiantes del secundario de la UNGS fabrican juguetes educativos para la Escuela Infantil

Hay ruido en el taller del Laboratorio de Ingeniería del Campus. Estudiantes de la Escuela Secundaria de la UNGS trabajan en grupos separados. Algunas jóvenes lijan, otros arman plaquetas y hay quienes modelan en la computadora o plasman las ideas en la pizarra. Están construyendo juguetes educativos y elementos de seguridad vial la Escuela Infantil de la Universidad. Cuentan con la guía de Laura Facelli, docente de tecnología de la Escuela Secundaria que está a cargo de este proyecto que surgió “medio de casualidad”.

“Una seño del jardín tenía unas maderas de descarte y necesitaba cortarlas, así que ofrecí llevarlas al taller para cortarlas y rápidamente algunos estudiantes se acercaron para ayudarme. Ellos me dijeron que querían armar juguetes en el próximo cuatrimestre”, cuenta Facelli, que orientó el dictado de los talleres de Tecnología y de Electrónica, de los que participan en total poco más de 40 jóvenes, para llevar adelante este proyecto. Para llevar adelante este proyecto, Facelli trabaja en el Taller de Electrónica a la par de Florencia Atamañuk, también docente del Taller.

Román, Fabricio, Jeremías y Maite tienen en marcha varios juguetes en el marco del Taller de Tecnología, que es cuatrimestral. Uno de ellos es un tablero didáctico de madera con rampas en distintos niveles por las que se pueden deslizar pelotitas o autos. También construyen un ta-te-tí móvil de unos 50 centímetros de alto y un escalador triangular para estimular el desarrollo de habilidades psicomotrices. Utilizan materiales de descarte y tienen muy en cuenta los datos que le dieron en la Escuela Infantil, tener cuidado con los bordes filosos y con las piezas pequeñas, entre otras medidas de seguridad.

En el taller hay otros grupos trabajan en la construcción de juegos de encastre, de juguetes de mobiliario de cocina o del famoso tangram, que consiste en formar siluetas de figuras con las siete piezas. Y también hay equipos que trabajan en el aula y se encargan de diseñar en papel y luego en computadora algunos juegos que se enviarán a cortar en fibrofácil de 3 mm de espesor y luego se terminarán en la escuela.

El proyecto comenzó con una entrevista al equipo directivo y a las docentes de la Escuela Infantil y con una investigación sobre el método Montessori, después vino la etapa del diseño y ahora las y los estudiantes están concentrados en los primeros pasos de la construcción. “El diseño y armado de productos está dentro de la educación tecnológica. Pasas por la observación, el análisis, las distintas formas de un objeto tecnológico y sus funciones formales, estructurales, económicas y sociales, cuánto sale ese producto, para qué sirve”, dice la profesora al explicar cómo se vincula el proyecto con los contenidos de la materia que dicta.

En el caso del Taller de Electrónica, que cursan estudiantes de la orientación técnica de la secundaria, los proyectos deben incluir una serie de contenidos, entre ellos la utilización de circuitos cerrados y las leyes de la electrónica. En grupos de a cuatro, encararon la construcción de semáforos de 1.10 metros de alto y de maquetas.

Mili trabaja en el armado de un semáforo en madera, ahora está enfocada en la base que servirá de soporte. Cuenta que le entusiasma la tarea porque es para que los niños y las niñas aprendan a cruzar la calle. En el mismo grupo está Luisana que se encargó de diseñar el circuito electrónico, y luego enseñarle cómo se hace al resto del equipo, para que cambie el color de la luz del semáforo (roja, amarilla y verde) y para que esté coordinado con semáforo peatonal.

En la mayoría de los casos y a medida que trabajaban en los proyectos comenzaron a aparecer algunas complicaciones que los y las estudiantes fueron resolviendo y que también forma parte del aprendizaje. Valeria y Anahí tuvieron que ajustar las medidas de las plaquetas que irán dentro de la carcasa del semáforo que fabrican con la impresora 3D porque el primer diseño era muy grande, por ejemplo.

En la notebook Gonzalo está modelando en 3D las piezas del semáforo. Cuenta que en su grupo también tuvieron la idea de que el semáforo diga el nombre del color cada vez que la luz cambia, así que también tienen que trabajar en ese desafío.

“Es una especie de aprendizaje basado en proyectos. Primero decidimos qué queremos hacer, nos hacemos una pregunta inicial de a dónde queremos llegar, armamos un bosquejo y luego vemos qué herramientas y los contenidos necesarios para llegar a eso”, resume Facelli.

El final de la cursada está cerca. Para ese entonces, cada uno de los equipos habrá terminado con su proyecto y en la Escuela Infantil tendrán nuevos elementos para jugar y también aprender sobre educación vial.

Por Comunicación y Prensa UNGS -
Texto Marcela Bello / Fotos Pablo Cittadini

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