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Horacio González

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Viernes 15 de septiembre de 2023

"Hoy el futuro es horrorosamente negro, pero sin embargo es notable la fuerza literaria en nuestra sociedad"

En el marco de los 30 años de la Universidad y los 40 años de la democracia y con la participación destacada de la escritora Elsa Drucaroff, se realizó en la UNGS el vigésimo tercer Encuentro de Bibliotecas del Noroeste del Conurbano Bonaerense "Biblioteca y Universidad. Tesoros de la democracia".

Organizado por la Biblioteca de la UNGS "Horacio González", el Encuentro contó con distintas presentaciones y talleres y en el cierre se presentó el Elenco de Danzas Folklóricas de la Universidad.

“Esperamos que sea una jornada para seguir haciendo crecer la idea del derecho que los pueblos tienen a la cultura, a la lectura, al libro, a la investigación, y a que todo lo que hacemos quienes estamos aquí, contribuya a una vida mejor, a tener un futuro mejor y a tener una forma más solidaria de tratarnos”, expresó la rectora Flavia Terigi, en la apertura del Encuentro.

Ante decenas de bibliotecarias y bibliotecarios, docentes de literatura, de institutos de formación docente, estudiantes y público en general, que siguieron el Encuentro en el Auditorio "José Pablo Martín" o en la transmisión en vivo, la rectora remarcó que la UNGS es una universidad pública que no es solamente de las universitarias y los universitarios que la habitan. “Es una universidad de ustedes, a la que pueden venir, pueden volver", aclaró y subrayó: "Esperamos que lo hagan".

La Biblioteca "Horacio González" es un "dispositivo de articulación con el territorio, un espacio de encuentro solidario, de reflexión y pensamiento, una instancia clave en el modo en que la UNGS entiende sus funciones", como aseguraron desde el Rectorado de la Universidad, un día antes del esperado Encuentro, al saludar y reconocer a las bibliotecarias y los bibliotecarios en su día (13 de septiembre).

En sus palabras de bienvenida, la directora de la Biblioteca María Eugenia Leiva destacó justamente estas funciones y modo de hacer que caracteriza a la Universidad y, en particular, el trabajo que se realiza en la Biblioteca: "La preocupación por garantizar el acceso a la educación superior, la defensa de la misma como un derecho humano y la mirada y escucha de los y las estudiantes son el hilo conductor de estos 30 años de historia de la UNGS, y la Biblioteca asume y promueve estos principios en su actividad cotidiana".

Tras realizar un recorrido por las improntas que cada rector y rectora le dio a la Universidad en sus tres décadas, Leiva destacó que el Encuentro se haya transmitido por primera vez en forma virtual, lo que permitió la participación de personas de distintas ciudades del país, así como de otros países de Latinoamérica. También agradeció a quienes asistieron en forma presencial y, en especial, al equipo de la Biblioteca por la organización del Encuentro, así como a otras áreas de la UNGS que colaboraron.

Tras la conferencia de Drucaroff (ver apartado), se desarrollaron distintas actividades y charlas. Carolina López Scondra habló sobre “Bibliotecas Divertidas”, Ximena Talento contó detalles del Programa de Promoción de la lectura de la Provincia de Buenos Aires, mientras que Juan Carlos Moscatel se refirió al trabajo que realizan desde la Federación de Bibliotecas Populares de la Provincia. Además, Celia Molina, primera directora de la Biblioteca de la UNGS, habló sobre la Red de Redes de información (Reciaria), y Eugenia Leiva, directora de la Biblioteca, presentó del Repositorio Digital de la Economía Social y Solidaria.

También, se realizaron una serie de talleres: de lectura y narración social, con María Héguiz; el taller “Red Cruzar, las emociones también van a la escuela”; la mitología y la Escuela, con Sebastián Porrini; un taller a cargo de la Biblioteca Nacional de Maestros y Maestras, y uno sobre el trabajo que realizan en el Museo de la Lengua de la UNGS.

“Es notable la fuerza literaria que hay en nuestra sociedad”

La escritora, docente y crítica literaria Elsa Drucaroff fue la protagonista de la conferencia central del Encuentro. En su discurso, desacartonado y tajante, abordó el “ambiguo” contexto político y social actual e hizo un recorrido por la historia de la literatura reciente. Se refirió al rol del periodismo y la crítica cultural, al "poco avenido" pero imposible de romper “matrimonio” entre el arte y el mercado y a la “notable fuerza literaria” que hay en la actualidad, pese a las “farsas” y “miserias”. También habló sobre la visibilidad de las escritoras mujeres y otras identidades de género, la relación entre ficción e ideología y, ante las bibliotecarias y bibliotecarios, docentes, formadores y formadoras, destacó la importancia de la difusión del “revolucionario virus de la lectura”.

Para Drucaroff, “hablar de literatura nunca es hablar solamente de literatura”. Así, su discurso estuvo atravesado por la actualidad política en el país e hizo hincapié en la cuestión de los derechos: “Si nosotras y nosotros sentimos rabia y desesperación, cuánta será la de quienes acaban de caer afuera, la de quienes tienen que remontarse a cuatro generaciones para encontrar un antepasado que tuvo trabajo estable, en blanco y algo parecido a dignidad en su vida. Es complicado que valoren la palabra ‘derechos adquiridos’ tantas personas que saben poco de lo que son los derechos adquiridos”.

Al reflexionar sobre las cuatro décadas de democracia y las próximas elecciones nacionales, aseguró desanimada que hoy “tenemos la libertad ciudadana de elegir entre el ajuste neoliberal, el ajuste neoliberal y el ajuste neoliberal”. Y agregó, al destacar la realización del Encuentro: "Acá estamos surfeando en medio del tsunami para hablar de bibliotecas públicas, de literatura y de democracia en el sentido, tan hermoso y profundo, de la democratización del capital simbólico". Democratización que calificó como un "tesoro", haciendo alusión al lema de la edición 2023 del Encuentro.

Profesora en Letras, doctora en Ciencias Sociales, investigadora y docente de literatura argentina contemporánea y teoría y crítica literarias en la Universidad de Buenos Aires, se refirió al comienzo de “algo nuevo” tras el año 2001, que se consolidó en la segunda década como el “boom de la narrativa argentina” y que fue posible por el cambio de las “condiciones políticas”. Drucaroff explicó y caracterizó al fenómeno: “La decisión política de castigar a los culpables de los crímenes de lesa humanidad recuperó las connotaciones primaverales para la juventud y hasta volvió a ser sentida como amenaza por las fuerzas conservadoras. Nació un movimiento de narrativa joven que usó las nuevas tecnologías para hacer autoediciones muy pequeñas, usó internet para difundirse, debatir sobre literaturas, publicar. Se hicieron fiestas, ferias de lecturas, los jóvenes y las jóvenes se leyeron entre ellos y ellas. El movimiento se había nutrido en su adolescencia con Biblioteca del Sur”.

Sobre este fenómeno, destacó un aspecto: “Recién en ese momento, las mujeres escritoras pudieron publicar más y ser leídas, empezaron despacio a tomarse más en serio. Además, aparecieron las primeras escritoras trans que introdujeron otras voces”. Drucaroff contó que ese fenómeno la llevó a escribir Los prisioneros de la torre. Política, relatos y jóvenes en la postdictadura (2011), “un libro sobre escritores y escritoras que en ese momento no conocía casi nadie”, según describió.

Si bien, para la escritora, sobre este movimiento místico y eufórico, en el que surgieron “los nombres hoy consagrados de la literatura del siglo XXI”, fueron avanzando “las lógicas crueles de la consagración y el mercado literario”, algunas cosas que cambiaron en aquel entonces “permanecen hasta hoy”. Ejemplificó con la persistencia del interés por una literatura que piensa la sociedad y los cambios en el campo literario. “Hoy también consagran a un libro el ‘boca en boca’, el reconocimiento entre colegas o la crítica periodística, que ahora se hace para que sea entendida por el público”, sostuvo y volvió sobre las mujeres escritoras: “Hoy por primera vez se tiende a tomar en serio la literatura que hacemos las mujeres, nuestra capacidad de observar desde otras perspectivas es vista como riqueza y no como desviación. Esto contribuye a que aparezca muy buena literatura escrita también por otras identidades de género, y ha vuelto el gesto de la denuncia, hay más interés por las tramas y la acción”.

En relación a este gesto de denuncia, el feminismo y el vínculo entre la escritura de ficción y lo ideológico, expresó que “la riqueza de una obra está en el modo en que puede sacudir las ideas y las certezas”. “Me propongo contar la historia que quiero contar, y mientras cuento, dejo que pase lo que tenga que pasar, me debo a mi historia, no a lo que voto en las urnas ni a las marchas a las que asisto”. Sin intentar negar lo ideológico en la literatura, consideró que la riqueza de ésta reside en las “contradicciones oscuras” que ni siquiera pueden prever quienes la escriben. Al respecto, aseguró: “La ficción es un territorio de experimentación, para sentir vahídos, interpelar verdades, incluso las mías. No escribirnos ficción para enseñar, para demostrar tesis políticas o morales. Escribimos para que en la ficción se pueda pensar todo, para ser ese laboratorio, para jugar y, mientras jugamos, experimentamos”.

También hizo un alto en el recorrido de la literatura de los últimos años, para reflexionar sobre el mercado cultural. Para la autora de La patria de las mujeres (1999), “cuán exitosa es una obra literaria no habla necesariamente de si es buena o mala” ni tampoco “cuán poco exitosa es”. La clave está en “ni arrodillarse ante el mercado, ni darle la espalda; ni negar su importancia, ni entronizarlo”. “El arte y el mercado son un matrimonio muy poco avenido que no puede divorciarse”, agregó. Y expresó: “Es notable la fuerza literaria que hay en nuestra sociedad. Hoy se terminó la épica de la nueva narrativa argentina, hoy el campo literario es más competitivo y salvaje que nunca, hoy el sistema literario nos exige construir imágenes y venderlas en las redes, hoy el futuro es horrorosamente negro. Sin embargo, más allá de las farsas y de las miserias, observo cuánto y cómo se sigue escribiendo”.

Hacia el final, Drucaroff se dirigió a las bibliotecarias y los bibliotecarios presentes, a las docentes, a las formadoras y los formadores de docentes, a quienes emprenden “ese camino hacia la conmoción, la sensibilidad, las preguntas” y reflexionó: “Confirmo que sí vale la pena festejar. No esta democracia, sino 40 años de construcción de una lectura democrática, nos ayude o no nos ayude esa institución llamada Estado”. Volviendo sobre la actualidad política y pese a la falta de un horizonte preciso, aseguró, citando a la escritora italiana Luisa Muraro: “Siempre somos más libres de lo que parece, incluso si la noche más cerrada del neoliberalismo o del anarcocapitalismo cierne sobre nuestras cabezas, vamos a seguir defendiendo el infinito mundo de los libros, del juego, la imaginación, del lenguaje que crea mundos. Vamos a seguir defendiendo, cerrando la puerta de nuestra aula o adentro de nuestras bibliotecas, la libertad, porque esa palabra, 'libertad', es nuestra”.

Por Comunicación y Prensa UNGS

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