Viernes 30 de agosto de 2024
Las problemáticas ecológicas como eje del activismo artístico
“Las herramientas culturales son indispensables para defender nuestros derechos, en este momento, el capitalismo en su fase neoliberal nos están dominando a través de un plan de colonización cultural”, enfatiza Claudia Valente, investigadora y docente del área de Cultura del Instituto del Desarrollo Humano (IDH), y continua: “Descuidar las herramientas poéticas, en el sentido de que posibilitan construir lenguaje propio, es un problema muy grave”.
Valente y Cecilia Vázquez, investigadora y docente del área de Comunicación del IDH, dirigen un proyecto de investigación centrado en estudiar la evolución del activismo cultural vinculado con la defensa de los modos de vida y de los recursos que provee la naturaleza.
Históricamente, en la Argentina el activismo artístico intervino políticamente para transformar la realidad social con su participación en protestas sociales, marchas, tomas de fábricas y también en escraches a genocidas. “Estos grupos trabajan culturalmente para lograr un cambio político, instalando a través del arte una denuncia”, afirma Vázquez. “El activismo artístico es uno de los modos de producción más característicos de la Argentina y es uno de los que trasciende las fronteras. En este momento, los activistas están trabajando justamente haciéndose eco de las problemáticas ecológicas en el territorio”, agrega Valente, doctoranda en Artes y Tecnoestéticas.
“El posicionamiento de los activismos biopoéticos es profundamente político, pero desbordan el espacio callejero y dialogan con el territorio, con el espacio natural de una manera particular que no está centrada en la acción del humano que va y hace algo para visibilizar o para denunciar, sino que la intervención se mezcla con la naturaleza, adopta sus formas, como el desplazarse lentamente por el agua, el escuchar, el embarrarse. Esos modos de estar son un tipo de producción poética, constituyen una poética, porque están buscando elaborar un lenguaje simbólico nuevo en relación con el mundo natural”, explica Vázquez, comunicadora y doctora en Ciencias Sociales.
El equipo de investigación lleva adelante distintas líneas de trabajo para estudiar la evolución, los modos de producir y las formas de acción de los grupos activistas, que acompañan luchas políticas y promueven acciones en defensa de los territorios, el ambiente y las comunidades locales.
Una de las líneas de trabajo es un mapeo de iniciativas y proyectos. Los primeros análisis muestran que estos grupos se organizan de manera horizontal y no jerárquica para realizar eventos culturales conjuntos, que las iniciativas las desarrollan en el territorio pero también con presencia en redes sociales y que “ponen en práctica modos de hacer biopoéticos que responden en primera instancia al cuidado de la vida más que a la producción de “obras de arte”. Para Valente, entender y poder describir los modos de producción de los grupos bioactivistas permite entender “los discursos políticos culturales comprometidos”.
Las investigadoras aportan algunos ejemplos de las iniciativas relevadas. “Isla invisible” es un proyecto integrado por artistas, científicos y guardaparques que realiza viajes exploratorios a las islas del estuario de Bahía Blanca, con el objetivo de reflexionar sobre las relaciones que se establecen con un territorio que es desconocido para la mayoría de los habitantes de la región. Otra de las iniciativas es “Expediciones a Puerto Piojo”, un proyecto de arte e investigación dedicado a recuperar la historia de la última playa de río de Buenos Aires, visitada como lugar de paseo por vecinos de la zona de La Boca, Dock Sud y la Isla Maciel hasta la clausura de su acceso público en 1976. Mientras que “Río feminista” es una red que vive en la ribera del Paraná y que trabaja sobre el impacto ecológico en las vías fluviales, la falta de políticas ambientales y el daño a las comunidades locales.
El equipo también trabaja en el desarrollo del artgame “Signos vivientes”. Este videojuego interactivo propone un recorrido virtual, que comienza en la Biblioteca de la UNGS, para explorar relatos sobre el acceso al agua en nuestro país. Las aguas del río Paraná, en la provincia de Entre Ríos, una vieja playa pública en Dock Sud, Avellaneda, y también playas de Bahía Blanca, mucho más al sur de la provincia de Buenos Aires, son algunos de los lugares que se pueden explorar a través de testimonios que buscan preservar y cuidar el territorio. El videojuego estará disponible próximamente. En el siguiente enlace se puede ver un avance del artgame: Signos vivientes.
En la misma sintonía, trabajan para instalar en el campus de la UNGS nidos sonoros realizados con impresión 3D y tejidos naturales. Estas piezas móviles buscan reponer los sonidos de especies naturales de la zona que migraron debido a la actividad humana.
El equipo de investigación también está integrado por Pablo Cosentino, docente de la licenciatura en Cultura y Lenguajes Artísticos de la UNGS, Ángel Jara, coordinador del área de artes visuales del Centro Cultural de la UNGS, por los trabajadores nodocentes Matías Glomba y Ariel Passadore; por Fernando Pedernera y Paula Arcuri, graduados de la Licenciatura Cultura y Lenguajes Artísticos, y por Soco Bonnebouche, Lucía Tachini, Yamila Melgarejo, José Hidalgo y Pablo Sayago Selton, estudiantes de la misma carrera.
Por Comunicación y Prensa UNGS