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Miércoles 7 de septiembre de 2022

Un diagnóstico sobre el estado de las lagunas

En su mayoría son lagunas artificiales, pequeñas y de poca profundidad. Son de fácil acceso para la población porque están en espacios de recreación urbanos y carecen de barreras que impidan entrar en contacto con el agua. “Aunque no todas las lagunas se encuentran igual, en la mayoría de ellas encontramos una alta concentración de nutrientes sobre todo fósforo y aguas verdes debido al crecimiento de algas microscópicas que se encuentran suspendidas en la columna del agua”, reconoce la bióloga Luz Allende, investigadora del Conicet con sede de trabajo en el Instituto del Conurbano (ICO) de la UNGS. Y hace énfasis sobre el enfoque de la investigación: “Queremos rescatar los beneficios que aportan las lagunas, buscar la formas de restaurarlas”.

La investigadora detalla además que en general “hay un desarrollo importante de plantas acuáticas flotantes, como camalotes, repollitos de agua, acordeoncito de agua y lentejas de agua” y que unas pocas “se encuentran dominadas por plantas acuáticas sumergidas, como las colas de zorro”.

Allende lidera junto a la bióloga María Soledad Fontanarrosa, investigadora de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), un equipo que estudia la calidad del agua de lagunas ubicadas en el área Metropolitana Bonaerense (AMBA) y en Tandil. “Nos interesa hacer el diagnóstico de estado trófico de lagunas urbanas de distintas ciudades”, comenta la investigadora y agrega que centran la investigación en variables de eutrofización, es decir, que están relacionadas a un aumento en la concentración de nutrientes como nitratos y fosfatos, que generan cambios en la flora y fauna de las lagunas.

Una de las razones de la realización de este proyecto, cuenta Allende, era obtener más datos sobre estas lagunas ya que hay mucha gente que vive cerca de ellas y “son ecosistemas muy importantes, tanto para los humanos como para la flora y la fauna de las ciudades”.

Para llevar adelante este proyecto, que comenzó en 2018, el equipo se basó en 15 lagunas ubicadas en áreas protegidas y en parques públicos y privados: 6 de ellas están en el noroeste del Conurbano Bonaerense, 6 en la Ciudad de Buenos Aires y 3 en Tandil. “Elegimos estas lagunas, porque son urbanas y estamos interesadas en estudiar no sólo su calidad desde un enfoque ecológico si no que el aporte que estas pueden representar para el bienestar y la salud humana”, explica Allende, especialista en ecología acuática, que trabaja junto a estudiantes de la UNGS y la UNCPBA.

Se realizaron dos tipos de estudios. Uno de ellos se hace en el lugar y se basa en la medición de la temperatura del agua, de la acidez (pH), y de la transparencia del agua, entre otras variables. Y, por otro lado, tomaron muestras de agua para analizar luego en el laboratorio las concentraciones de nutrientes, las algas microscópicas y también unos pequeños invertebrados que se alimentan de esas algas microscópicas. En todos los casos, se realizaron dos muestreos, uno en la temporada fría y otro en la cálida, ya que algunas de las variables estudiadas pueden verse afectadas por la temperatura, entre ellas, el crecimiento de las algas y las plantas acuáticas.

Sobre las lagunas que mostraron mejores resultados en cuanto a la calidad del agua, Allende menciona las que se encuentran Tandil y aquellas que tienen plantas acuáticas que crecen debajo del agua, es decir, que están sumergidas. Le siguen las lagunas que ubicadas en reservas ecológicas, que en general, se encuentran casi siempre cubiertas por plantas acuáticas flotantes. “En general, la peor calidad del agua se registra en las lagunas que funcionan como aliviadores. Estos son en definitiva aquellos que reciben agua a través de arroyos que vienen recolectando de toda la ciudad, o de una cuenca asociada, las aguas de lluvia y los residuos”, explica.

- En algunas de las lagunas con mejor calidad de agua encontraron una alta presencia de plantas acuáticas. ¿Ese tipo de plantas inciden en la calidad del agua?
- Sí, sobre todo las macrófitas sumergidas. Entre otras interacciones, estas plantas pueden competir con las algas planctónicas por luz y nutrientes y previenen su proliferación y evitan la resuspensión de sedimentos que vuelve más turbia el agua. La presencia de una cama de plantas acuáticas sumergidas incide positivamente en la claridad del agua y en el mantenimiento de una adecuada concentración de oxígeno disuelto en agua para el desarrollo de la flora y fauna.

- ¿A qué riesgos está expuesta la población que interactúa con estas lagunas?
- Si bien nos interesa el impacto en la salud y bienestar de la población, no realizamos estudios en este sentido. Este tipo de trabajos se debería realizar en colaboración con especialistas de la salud, entre ellos médicos y psicólogos. Hay evidencia -de otros autores- que las lagunas urbanas pueden impactar de manera positiva en el bienestar humano por ser espacios de recreación y con valor cultural. Este es el enfoque que intentaremos abordar en estudios futuros, su impacto positivo para el bienestar humano y también la salud mental.

Por Comunicación y Prensa UNGS

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