Reseña | María Lugones. Descolinización y alegría
Entre mundos, con alegría: Gabriela González Ortuño lee a María Lugones desde el sur
En María Lugones. Descolonización y alegría, Gabriela González Ortuño nos ofrece algo más que una lectura crítica de una pensadora fundamental del feminismo descolonial latinoamericano. Nos propone un gesto ético-político y afectivo: un acercamiento atento, riguroso y a la vez cálido a la obra de Lugones, que se convierte aquí no solo en objeto de reflexión, sino en interlocutora, en fuerza viva que convoca a pensar con ella y desde ella, más allá de las fronteras disciplinares, geográficas o identitarias.
La obra se inscribe en la colección Pensadores y Pensadoras de América Latina, de Ediciones UNGS, que se ha consolidado como un espacio editorial atento a las figuras que desde la región han contribuido a descentrar las epistemologías hegemónicas. En este marco, la inclusión de María Lugones —filósofa, feminista y militante, nacida en la Argentina pero con un recorrido transnacional y transfronterizo— resulta doblemente significativa: por su aporte teórico al pensamiento crítico y por su potencia para seguir generando lecturas e intervenciones desde los márgenes.
El libro se estructura como una exploración ensayística en tres momentos: una introducción breve pero cargada de sentido, donde Ortuño delimita su apuesta interpretativa; un cuerpo central donde se abordan los ejes más relevantes del pensamiento lugoniano; y una sección final donde resuena la dimensión afectiva y política de su legado. En ese recorrido, la autora articula de manera notable una lectura crítica de los límites de la teoría decolonial clásica —especialmente la formulación de Aníbal Quijano sobre la colonialidad del poder— con una recuperación propositiva de las nociones desarrolladas por Lugones, en especial las de “colonialidad del género”, “viajes entre mundos” y “alegría de ser”.
Uno de los grandes méritos del texto radica en su capacidad para mostrar que el pensamiento de Lugones no se reduce a una crítica ni a una doctrina. Es, más bien, una práctica filosófica encarnada, una ética de la diferencia, un modo de habitar y pensar el mundo que escapa a los moldes de la teoría convencional. Ortuño capta esa vitalidad y la transmite con una escritura que conjuga precisión conceptual y afecto intelectual. Así, el libro no se limita a explicar ideas, sino que permite experimentar el movimiento, las tensiones y las apuestas que animan la obra de Lugones.
En diálogo implícito con otras figuras del pensamiento feminista y decolonial —como Gloria Anzaldúa, Rita Segato o Silvia Rivera Cusicanqui—, el texto destaca la especificidad de Lugones: su rechazo a todo esencialismo identitario, su crítica al purismo político, su defensa radical de la “emulsión” como forma de convivencia y resistencia, su énfasis en la amistad como práctica descolonial. Pero sobre todo, su apuesta por la alegría: no como evasión o consuelo, sino como fuerza política, como ejercicio de imaginación y de poder desde los márgenes.
González Ortuño muestra cómo esa alegría se entreteje con la crítica, con la incomodidad, con la rebelión. Y cómo, desde allí, el feminismo descolonial que propone Lugones se distancia tanto del feminismo blanco liberal como de los marcos teóricos que han ignorado sistemáticamente la dimensión género-sexual en la constitución de la modernidad colonial. La autora subraya que la obra de Lugones no puede ser asimilada sin más a las genealogías del feminismo argentino o latinoamericano: su condición de filósofa “entre mundos”, desplazada, migrante, en los márgenes de múltiples tradiciones, es parte constitutiva de su pensamiento y su potencia.
A diferencia de otros textos que sistematizan o comentan obras, María Lugones. Descolonización y alegría asume una posición: leer a Lugones es también leer desde ella, dejarse afectar por sus conceptos, por sus formas de decir y por sus silencios. En este sentido, el libro se inscribe en una tradición de pensamiento situado, que no teme a la cercanía ni al compromiso, y que entiende que el pensamiento más potente no es el que domina su objeto, sino el que se deja transformar por él.
Este volumen, breve en extensión pero profundo en sus resonancias, representa un aporte significativo no solo al conocimiento de la obra de Lugones, sino a los debates actuales sobre feminismo, colonialidad, epistemología y política. Es también un testimonio de lectura generosa y situada, de diálogo intergeneracional, y de esa alegría resistente que Lugones supo encarnar —y que Ortuño recupera con claridad y belleza.
Eda