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Lunes 21 de septiembre de 2020

Trabajo y alimentación: principales preocupaciones en el Conurbano Bonaerense durante la pandemia

“El IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), la Tarjeta Alimentaria, las ollas populares y el reparto de bolsones de mercadería son la estructura que sostiene la alimentación en los barrios”, expresa uno de los/as entrevistados/as en el eje condiciones de vida y estrategias de los hogares en la investigación de la Universidad Nacional General Sarmiento (UNGS) que analiza el impacto de la pandemia en el Conurbano Bonaerense.

El estudio, enmarcado en el proyecto Prevención y monitoreo del COVID-19 en municipios del Conurbano Bonaerense desde una perspectiva multidimensional, se realizó en julio en los partidos del Conurbano Bonaerense y municipios de periurbano norte y noroeste. Se hicieron entrevistas a 136 referentes territoriales y 65 referentes sanitarios/as, indagando sobre las condiciones y el impacto del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) en los barrios populares.

Esta línea específica de la investigación -impulsada por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i)- es, a la vez, la continuidad de una serie de relevamientos iniciados en marzo por el Instituto del Conurbano (ICO) de la UNGS (“El Conurbano en cuarentena”).

La vida misma (y la cuarentena)

Dos problemáticas se presentan como el nudo compartido de las preocupaciones en los barrios populares. En primer lugar, la discontinuidad laboral y de los ingresos provenientes del trabajo (con la coincidencia de la mitad de los/as informantes). En segundo lugar, el acceso a los alimentos y a productos básicos (enfatizado por más de la tercera parte de los/as entrevistados/as).

Entre las estrategias para hacer frente a la necesidad de ingresos se posicionan “ocupaciones refugio” que en muchos casos significan reconversiones de las trayectorias laborales de las familias. “La severidad que asume la discontinuidad laboral en los barrios populares se corresponde con la informalidad de la ocupación que es característica de la periferia del Conurbano”, detalla Verónica Maceira, coordinadora de esta línea de investigación.

Si bien se reconocen límites en su cobertura, los/as entrevistados/as hacen un balance positivo de la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). La investigación aporta información para conocer el uso que hacen las familias de este recurso (que se suma a la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar): acceso a bienes básicos, pagos de alquileres, arreglos de vivienda, pago de deudas y, en menor medida, inicio de actividades económicas.

Asistencia alimentaria

La asistencia alimentaria directa es otra estrategia clave para enfrentar la coyuntura actual. El Servicio Escolar Alimentario, implementado por el Estado provincial en todo el Conurbano, tiene un rol importante ante la distribución fragmentaria y heterogénea que se logra a nivel municipal. Con una significativa presencia de los estados, la actividad de organizaciones sociales y la organización de los/as vecinos sigue siendo el factor que hace la diferencia en los barrios. En los últimos meses se profundizó el nivel de articulación entre las organizaciones y, en muchos casos, se iniciaron producciones o comercializaciones propias para sostener la tarea.

Entre las principales limitaciones de la asistencia alimentaria se registra que: se cubre mejor a las familias con hijos/as pequeños/as pero no alcanza con certeza a personas sin hijos/as o con hijo/as mayores; la alimentación no siempre alcanza la calidad necesaria; el aumento de contagios implica resignar la preparación comunitaria de alimentos.

Déficits y agravamientos

Las entrevistas realizadas dan cuenta del incremento de dificultades vinculadas al acceso a la vivienda, las condiciones habitacionales y el sostenimiento de alquileres y servicios básicos.

Completando el panorama, se evidencia la presencia de hurtos y robos en los barrios, vinculados muchas veces a las situaciones de precariedad existentes. Con respecto a las fuerzas de seguridad, los/as referentes hablan de  “falta de presencia” y uno/a de cada cuatro vecinos/as menciona hostigamientos de distintas intensidades.

El 70% de los/as referentes reconocen un aumento de la violencia de género. La investigación asocia esta situación al deterioro de las condiciones de vida. “Las crisis no sólo agudizan las desigualdades socioeconómicas, sino que inciden en las ya estructuralmente desiguales relaciones de poder”, señala la investigadora Marisa Fournier, responsable del capítulo sobre violencia de género.

La salud en el territorio

El sistema de salud se ha reorganizado y se ha reanudado el primer nivel de atención, aunque con algunas restricciones. Los equipos que trabajan Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Legal del Embarazo (ILE) garantizan la atención con cronogramas de contingencia. La demanda habitual de los establecimientos se ha visto disminuida ya que las personas buscan evitar contagios. Persisten las disparidades en la atención de la salud en cada municipio.

“La rápida construcción de redes de cuidados y contención, fue producto de los vínculos previos construidos entre los equipos de salud con las organizaciones sociales”, rescatan Ana Ariovich, María Crojethovic y Carlos Jiménez, responsables del relevamiento con efectores de salud.

Contacto: vmaceira@campus.ungs.edu.ar

Imagen tomada por el Ministerio de Desarrollo Social,
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